La dorsalgia afecta a miles de pacientes que no siempre conocen en qué consiste. A continuación, se comentan sus características, sus causas y el tratamiento más adecuado para superarla.
¿En qué consiste y cuáles son los tipos existentes?
La traducción literal del término es «dolor en el dorso de la espalda». La sensación se centra en la zona torácica y se extiende hacia el área lumbar. Se divide en varios tipos:
- Rígida. Es la que sienten las personas con cierta edad afectadas de artrosis.
- Flexible. Aparece en una espalda con escasa curvatura o también cuando hay insuficiencia muscular o de elasticidad de los ligamentos.
- Mecánica. Duele más de día y durante la actividad que durante el reposo.
- Crónica. Se considera crónica cuando se tienen las molestias durante más de tres meses.
¿Cuáles son las causas que provocan una dorsalgia?
Merecen un apartado explicativo propio, al tratarse de diversas razones con orígenes distintos.
Relacionadas con el tejido blando y con la musculatura
Es común sufrir espasmos en la zona dorsal, lo que provoca que la musculatura entre en el área vertebral. Los músculos de los costados y los que rodean las vértebras y los de la cintura escapular (húmero, clavícula y omóplatos) también se ven afectados. Finalmente, se ven involucrados los ligamentos y las fascias que se encuentran en el tórax y se encargan de fijar las vísceras a los huesos.
Enfermedades reumáticas o lesiones
Cada vértebra dorsal va unida a dos costillas. Así, las lesiones en este grupo de articulaciones pueden provocar el dolor ya comentado. Curiosamente, no es habitual sufrir artrosis o hernias discales en el área dorsal.
Traumatismos y mala salud postural
Cualquier golpe en el cuerpo puede terminar repercutiendo en la zona dorsal. Es lo que suele ocurrir, por ejemplo, en los accidentes de tráfico. Igualmente, un mal gesto o una mala postura también inciden, directamente, en la aparición de la dorsalgia.
Las lesiones adaptativas, en las que el paciente adopta una postura concreta para usar un dispositivo móvil o trabajar, presentan daño muscular, espasmos y sensibilidad en los puntos miofasciales.
Los daños viscerales son los relacionados con molestias en el estómago, el hígado o el corazón derivadas de la pérdida de elasticidad de la musculatura que las rodea.
Fisoterapia: la mejor alternativa
Siempre que el diagnóstico sea correcto y se descarten otras complicaciones, sí. Algunas técnicas eficaces para su tratamiento son:
- El masaje descontracturante.
- La localización de los puntos gatillo.
- La aplicación de calor.
- La osteopatía.
- La terapia miofascial.
- La punción seca.
Así, la posibilidad de eliminar molestias musculares como las arriba mencionadas es más sencillo poniéndose en manos de profesionales. La recuperación es progresiva y muy eficaz, por lo que se recomienda la fisioterapia para el tratamiento de la dorsalgia gracias a los positivos efectos obtenidos.